miércoles, 16 de noviembre de 2011

ODA al león



El león nació en la comarca de Vizcaya entre los yacimientos de hierro. Desde sus inicios ya destacó entre la fauna animal. La selección natural quiso homenajear a este vigoroso félido otorgándole una catedral. La catedral estaba y  sigue protegida por un santo, San Mamés.  A lo largo de los tiempos su historia se fue fraguando. El santo como prueba de su devoción junto a la ayuda de la industrialización y de los colones ingleses decidieron entregar al león y a la ciudad de Bilbao el Balompié.  

En el transcurso de los años el león murió dejando como legado un grupo de hombres dispuestos a luchar por sus orígenes, su pueblo, su gente. Entre ese grupo de gente nació un equipo que ha día de hoy perdura, Athletic Club de Bilbao.

El Athletic se caracteriza por tener únicamente jugadores nacidos o formados en el Pais Vasco y las denominadas provincias vascas. Esta particularidad le ha llevado a desarrollar una extensa cantera de fútbol. A día de hoy es una de las principales en España. El club bilbaíno se ha convertido en una oportunidad para los padres, tíos, hermanos, primos de ver jugar en la liga española a sus familiares en un estadio de barrio.

Frente a la fuerte entrada en el territorio europeo de inversores extranjeros el Athletic ha seguido cuidando minuciosamente a los suyos. Se han fortalecido las bases aportando importantes jugadores al combinado español.  La mayoría de su presupuesto se invierte en los jóvenes.  Al último proyecto del club se ha incorporado la presencia de un reputado entrenador, Marcelo Bielsa.

En su gesta por dar a luz, cuidarlos y verlos crecer. En su orgullo por conservar su patrimonio. En su casta por ir en contra del fútbol contemporáneo, las sociedades anónimas deportivas o económicas, avariciosos sin dinero y con mentiras, grandes capitalistas extranjeros y carteristas de protagonismo. Hoy el Athletic Club es un ejemplo por conservar las raíces de sus calles, sus barrios, sus ciudades, su territorio en el que todos se conocen. 

La esencia no morirá nunca.